La estanflación no es un escenario que se tenga como base para Perú, pero no se puede descartar, lo que va a depender de distintas condiciones, entre las que destacan la decisión del Banco Central de Reserva (BCR) con respecto al aumento de tasas, y la persistencia en la inflación, señaló Mario Guerrero, subgerente de Economía del Departamento de Estudios Económicos del banco Scotiabank.
La estanflación es un proceso económico en el cual se produce estancamiento (crecimiento bajo o negativo de la producción y alto desempleo) conjuntamente con alta inflación, según la define el BCR.
Persistencia en la inflación
Guerrero señaló que las probabilidades de un escenario de estanflación aumentarían por fuentes de riesgo de externo que hagan más persistente el aumento de precios de bienes clave para la economía peruana. Este impacto sería a través de mayores costos de producción como, por ejemplo, de los cultivos.
“Que el aumento de los costos se prolongue por cotizaciones altas del petróleo, granos, fertilizantes o fletes, podría complicarnos desde el punto de vista del nivel de la producción. Todo esto puede afectar la actividad económica de manera importante”, indicó.
En el mismo sentido, Hugo Perea, economista jefe del BBVA Research, dijo que, para poder acercarse a la tipificación de un escenario de estanflación, la inflación debería ser persistente, lo que, por ahora, no es el escenario estimado. Sin embargo, por el lado del crecimiento, este sí sería bajo incluso en los próximos años.
“La estanflación es un proceso persistente, por lo que tendría que verse esto también por el lado de la inflación como sucedió con los choques petroleros de los años setenta (en referencia a la crisis del petróleo de 1973). Por ahora se espera que la inflación empiece a revertirse a partir del segundo semestre de este año, aunque todavía se quedaría en niveles altos. No obstante, sí hay riesgo de que persista”, señaló
“Se espera tener entonces un bajo crecimiento, pero con una inflación que se modera. Pero sí vemos un crecimiento lento que no genere suficiente empleo para los próximos años”, puntualizó.
Severidad del BCR
Guerrero comentó que la política monetaria del BCR tendría un rol clave, pues está enfrentando a una inflación de oferta, la cual limita el impacto de los aumentos de tasas en los precios que se observan día a día. Es decir, en casos donde la influencia del aumento de precios viene por factores que contraen la oferta, los aumentos de tasas no tienen gran impacto en la reducción de precios).
En ese sentido, una postura “más agresiva” (que sea contractiva) por parte del BCR, con el objetivo de dar una señal más fuerte para anclar las expectativas de inflación, afectaría aún más el crecimiento.
“El BCR es muy técnico, por lo que no se esperaría que tome una posición muy agresiva en cuanto a las tasas. Por ahora su tasa está por debajo de una posición neutral (tasa real está en 0.11%, mientras que la posición neutral es de 1.5%), pero no debe perder de vista ello en su proceso de normalización. Hoy estimamos que el tipo de interés de referencia termine en 5%, pero tiene sesgo al alza porque vemos que las expectativas están subiendo (pasaron de 3.75% a 4.39% en marzo)”, afirmó.
Perea mencionó que el BCR hoy está pendiente de anclar expectativas de inflación, pese a la persistencia del proceso inflacionario. Ello deriva en una cada vez menor política expansiva para la economía peruana.
“Hoy la inflación no está vinculada a excesos de demanda o a una expansión de la economía, sino que se explica por choques de oferta. Ahí hay una disyuntiva, porque los bancos centrales suben tasas cuando la inflación es por demanda, para quitar presión a los precios, lo que no sucede cuando el aumento es por oferta. La lógica entonces es anclar las expectativas de inflación y evitar un proceso inflacionario más prolongado a través de los ajustes de precios de las empresas. De verse las expectativas desancladas se tendría que ajustar mucho más la política monetaria”, agregó.
Escenario pesimista de inversión
Por su parte, Guerrero señaló, además, que hay factores como la inversión pública y privada, que podrían contrarrestar un potencial escenario de estanflación, pero que, sin embargo, actualmente las expectativas no son las mejores sobre estas variables.
“En exportaciones vamos bien, pero en inversión privada, por el contrario, no hay buenas señales. Asimismo, en inversión pública, que debería atenuar los efectos negativos sobre la actividad económica, se están registrando caídas. Si desde el lado interno (en referencia a la situación política) no hay acciones y señales apropiadas, no se tienen herramientas para contrarrestar los choques externos”, afirmó.
Cabe resaltar que la inversión privada se contraería 5% este año, en línea con un estancamiento de la confianza empresarial y con un retroceso en la inversión minera, según el BBVA Research.
Perea señaló que, en relación a factores que impactan en la confianza empresarial, los conflictos sociales tienen influencia en el escenario de inflación, aunque de forma transitoria. “Bloqueos en carreteras golpean los precios, pero no de manera permanente”, precisó.
Fuente: GESTIÓN.