Por: Vidalón Guillermo
Comunicador Social especialista en la Industria Extractiva
Ayer se inauguró la 62° Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) 2024, organizada por IPAE Acción Empresarial, se desarrollará en Arequipa hasta el 28 de noviembre en la sede de TECSUP, bajo el desafiante título «De la degradación a la reconstrucción de nuestro futuro». Efectivamente, en el Perú hay mucho por reconstruir, pero también, por recuperar, desde los valores hasta el dinamismo económico que permite satisfacer las necesidades de la población y fortalece al ciudadano que logra sus propias expectativas.
Hay muchas cosas por recuperar: el principio de autoridad, la gobernabilidad, la institucionalidad del sector público que, más allá de normas requiere el establecimiento de una gestión capaz de cumplir con la finalidad para la cual fueron creadas los organismos del sector público.
Lo relevante de la CADE 62° es que volverá a colocar los reflectores en los temas que le importan a la ciudadanía, como la calidad de los servicios públicos y la oportunidad en que éstos son brindados. Tengamos presente que el estado es una medalla de dos caras, la del sector privado que genera recursos económicos -parte de los cuales son entregados al estado por medio de los impuestos- y que se espera sean invertidos de manera adecuada. Si alguna de estas caras incumple su rol, la otra se ve impactada negativamente; por este motivo, es destacable que empresarios -que también forman parte de la sociedad civil- fomenten una visión conjunta para salir de la crisis que enfrenta el Perú.
Durante los tres días del evento se formularán propuestas para superar la situación actual, se volverá a poner de relieve la promoción de la inversión privada en todos los sectores económicos para generar empleo productivo, que contribuye decididamente a la reducción de la pobreza, la expansión de la actividad productiva y el incremento de sus niveles de productividad harán posible enfrentar con mayores brillos la competencia de las economías más desarrolladas -sobre todo- luego del recientemente Foro APEC 2024, evento que reunió a los líderes y representantes de las 21 economías más importantes del Asia Pacífico y que dio a conocer las potencialidades de éstos países y como el Perú puede beneficiarse de un creciente intercambio comercial.
Lo anterior refuerza el carácter de urgencia que existe en las regiones y el Perú para diseñar un estado pequeño, pero eficiente, que confíe más en sus ciudadanos, que los deje interactuar en libertad para que cada uno defina lo que considere más conveniente para sí mismo. Tengamos presente que el estado debe ser el gran financiador del acceso a servicios públicos, como la salud, la educación, la seguridad, pero no necesariamente debe brindarlos porque ha demostrado -en forma reiterada- que no satisface las expectativas de la población.
La 62° CADE destacará a Arequipa como la segunda región que más aporta a la producción nacional, su participación asciende al 5.5 por ciento del Producto Bruto Interno. La decisión de sus emprendedores de impulsar proyectos público-privados que aceleren la dinamización de su economía, como el destrabe de Majes Sihuas -ahora en manos del gobierno central- este proyecto ha estado paralizado durante 15 años y cuando se concrete aportará 38,500 nuevas hectáreas de cultivo, las que colocará a esta región entre las más importantes agroexportadores.
En adición, se fortalecerá la infraestructura vial, las obras que han priorizado sus autoridades son la construcción de la carretera Arequipa-La Joya, el puente Umapalca y la autopista de Yura a Yuramayo. Estos proyectos representan una inversión de 1,053 millones de soles. Si a éstos le sumamos el positivo impacto que traerán el desarrollo de los proyectos mineros Pampa de Pongo, Tía María y Zafranal, la recuperación de Arequipa y el Perú están asegurados.
En el primer día de la 62° CADE, entre otros, se presentaron el ex presidente de Colombia, Alvaro Uribe y, posteriormente, el ex ministro de Economía y Finanzas, Luis Carranza, quienes resaltaron la importancia de diseñar programas de gobierno que mantengan un equilibrio entre: la política, la economía y lo social. La primera, en referencia a la importancia de ejercer un liderazgo que conduzca al país hacia el objetivo del desarrollo, en el caso de Colombia, debía recuperarse la seguridad como condición indispensable para crecer; la segunda, promover y facilitar las inversiones para seguir generando recursos económicos y engrandecer a las sociedades; y, la tercera, una institucionalidad que permita al estado ejecutar una política social orientada al cierre de brechas sociales. Ambos recordaron que, sin recursos económicos no es posible implementar una política que fomente la cohesión social y contrarreste las opciones que fomentan la desintegración de los estados.
El Econ. Luis Carranza recordó que, si el Perú hubiese mantenido el ritmo de crecimiento de 7 por ciento anual, que se alcanzó como promedio entre el 2006 y el 2011, en el 2044, el Perú habría alcanzado el PBI per cápita de $63,515 anuales, es decir, el nivel económico que ostentan en la actualidad Alemania y Australia. Asimismo, señaló que al equipo de gobierno del ex presidente Ollanta Humala se le entregó un Plan de Gobierno para que prosiga por el camino del crecimiento, pero optó por otro rumbo. Por entonces, un sector de América Latina estaba fascinado con las políticas implementadas por Evo Morales en Bolivia y Hugo Chávez en Venezuela.
Casi 20 años después, pese a los vaivenes de la política nacional, la vigencia de la Constitución de 1993 le ha garantizado independencia y profesionalismo al Banco Central de Reserva del Perú, lo que ha hecho posible que la moneda nacional se convierta en una de las más sólidas, estables y valoradas frente similares de otros países.
Ambas personalidades, Uribe y Carranza, recordaron que el Perú es un país potencialmente rico, que tiene todas las condiciones para crecer de manera sostenida. Empero, requiere fortalecer su liderazgo político, atraer inversiones nacionales y extranjeras, poner en valor sus riquezas y orientarlas hacia las oportunidades que se presentan en el futuro.