Juan Miguel Cayo, gerente general de Fenix, adelantó los planes de la empresa de generación para impulsar el crecimiento futuro del mercado eléctrico a partir de cuatro proyectos eólicos y dos solares que ya están en etapa de desarrollo. Además, contó cómo el sector minero se puede convertir en un actor clave en la transición energética. “El sector minero está empezando a ser un socio estratégico del sector eléctrico”, explicó en esta entrevista.
El 2022 fue un buen año para la historia de Fenix. Desde esa perspectiva, ¿cómo percibe el panorama eléctrico actual? ¿Qué oportunidades se presentan para la empresa este año?
El año pasado fue efectivamente un año muy bueno para Fenix. No solamente a nivel económico, sino que, además, tuvimos cero accidentes, buen clima laboral, así como cifras récord en las encuestas de clientes y de proveedores. En general, fue un año redondo. Este 2023 lo que estamos percibiendo es que el sistema está un poco estresado. Estamos viendo que hay presencia del diésel, incluso en época de avenida, y esto de alguna manera refleja el hecho de que la tan mentada sobreoferta ya se acabó. Ya no hay sobreoferta de energía competitiva, y eso es algo que, de alguna manera, estaba alertando el Comité de Operación del Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (COES).
El sistema está hoy día bajo cierto nivel estrés y en caso se retrasen las lluvias, o que alguna planta grande entre en mantenimiento o falle, el sistema inmediatamente se va a diésel. Y eso es un tema que tenemos que abordar. La solución a ello pasa por el desarrollo de fuentes de energía renovables. Hay consenso de que el crecimiento futuro del mercado eléctrico peruano va a venir por el lado renovable. Hay que acelerar el paso y dar todas las facilidades para que esto suceda.
De hecho, presentaron un portafolio de proyectos que suman más de 1,900 MW de energía solar y eólica. ¿Cuáles son estos proyectos? ¿Dónde estarían ubicados?
En estos momentos tenemos una cartera de proyectos eólicos y solares, que son principalmente seis —cuatro eólicos y dos solares— y están en etapa de desarrollo. Los cuatro eólicos son, yendo de norte a sur, el Parque Eólico Bayóvar, en Piura, que, en una primera etapa, creemos que podía alcanzar 250 MW; y, en una segunda etapa, hasta 600 MW. Es un proyecto bastante grande. El segundo es Naylamp, proyecto eólico en la región Lambayeque, de 240 MW, aproximadamente.
En la región Ica tenemos dos proyectos eólicos: Pampas, de unos 300 MW, que es el último que se ha incorporado al portafolio de proyectos, y Tres Quebradas, también en Ica, de 240 MW, aproximadamente. Todos estos proyectos están en etapa de desarrollo en la fase II, es decir, estamos trabajando en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), que es un requisito fundamental para que te otorguen la concesión y se nos dé la luz verde para construirlos.
Finalmente, tenemos dos proyectos de energía solar en la zona de Moquegua: Sunilo, de unos 80 MW, y Algarrobal, 250 MW, aproximadamente. Entonces, el objetivo que nos hemos planteado como empresa es que para el año 2028 deberíamos ya tener operando al menos 400 MW de energías renovables, entre eólica y solar, y por eso tenemos un pipeline (portafolio) de proyectos de más o menos 1,900 MW. Hay algunos que, definitivamente, se pueden caer en el camino por razones ambientales o sociales, o incluso arqueológicas.
¿Qué representan estos 400 MW de proyecto renovables frente a la inversión que deben realizar, y cuándo deberían estar operando?
A modo de referencia, para construir 400 MW de centrales con energías renovables estamos hablando de, por lo menos, US$ 600 millones. Son números gruesos, porque, al final, va a depender de cada locación y de cada proyecto en particular. Las condiciones de suministro, de equipos, vienen cambiando rápidamente. Ha habido episodios de baja de costos a nivel mundial, básicamente por economías de escala; la tecnología solar y eólica se han abaratado mucho en los últimos años. Luego, vino la guerra en Ucrania, que elevó muchísimo los costos de suministro, y estamos en un proceso de reacomodo de los costos de estas tecnologías. Pero, si todo sale según lo planificado y las condiciones de mercado así lo permiten, nuestra primera planta renovable podría estar operando en el 2025, en el caso de energía solar, que es la más rápida y fácil de construir. Y la primera eólica, hacia el 2027. Los proyectos que están más avanzados son: a nivel solar son Sunilo, y a nivel eólico, Bayóvar y Tres Quebradas.
Ha sido un año de convulsión social. ¿Considera que la conflictividad puede ser una amenaza para el sector eléctrico?
El tema de conflictividad social siempre es un tema latente en el Perú. Ahora, la conflictividad está sobre todo focalizada en las zonas andinas. Nuestros proyectos son costeros, y, en general, presentan menos conflictividad social que los de la sierra. Dicho esto, siempre estamos atentos a lo que suceda; tenemos una serie de protocolos de ejecución de proyectos, porque lo principal es cuidar a la gente. Pero no creemos que estos proyectos de energía renovables presenten una oposición social significativa.
¿Cuáles, entonces, serían los desafíos para la ejecución de estos proyectos?
El principal desafío es el propio mercado. Para construir un proyecto renovable tienen que ser vendidos de antemano, es decir, lograr un contrato de largo plazo que te permita realmente apalancar y hacer viable el proyecto. Entonces, hay que avanzar en dos frentes simultáneos: el lado de la factibilidad técnica del proyecto hasta dejarlo ready to build, y, en paralelo, con el tema comercial, ver cómo vender el proyecto en un contrato de largo plazo y a un precio que, efectivamente, permita la recuperación de la inversión. El Perú está pasando por un proceso bien interesante por el cual las grandes empresas, particularmente las mineras, están de manera creciente exigiendo suministros de energías renovable y, en muchos casos, piden que se construya una planta nueva para ellos.
De esta manera, el sector minero está empezando a ser un socio estratégico del sector eléctrico en este proceso de transformación y de transición energética hacia las energías renovables. Lo que vamos a ver con mucha atención son los próximos procesos de licitación que convoquen las empresas mineras —sobre todo aquellas que piden un suministro de renovables— para participar y tratar de colocar nuestros proyectos en contratos de largo plazo.
Eso es algo fundamental para hacer viable económicamente nuestros proyectos. Hay varias empresas mineras que han anunciado que van a licitar este año o el próximo su suministro de largo plazo sobre la base de energías renovables. Ahí va a haber mucha competencia. Todos aquellos que estamos trabajando en desarrollar proyectos vamos a participar en esas licitaciones para tratar de colocar nuestros proyectos.
¿Cómo impactará esta alianza estratégica con la minería en el impulso de las energías solar y eólica?
Creo que existe un amplio consenso en la industria de que el crecimiento futuro del mercado eléctrico va a venir, casi exclusivamente, por el lado renovable. Porque hoy día ya no se puede crecer a partir de gas natural; todo el gas disponible ya está comprometido y, a menos de que se descubran nuevos yacimientos, no va a ser posible desarrollar más plantas de gas natural. Y construir hidroeléctricas también se ha vuelto cada vez más difícil, más oneroso y complejo. Entonces, creo que el Perú, que además está bendecido con grandes recursos eólicos en toda la costa peruana, y solares particularmente en la zona sur del Perú, tiene ahí un inmenso potencial que desarrollar.
Actualmente, las energías renovables no convencionales suman alrededor del 5% de la generación eléctrica nacional. Creo que esta cifra puede subir tranquilamente a un 20% o incluso a un 25% en los próximos diez años. Y hay muchos desarrolladores trabajando en distintos proyectos eólicos y solares en el país. Se habla de que hay en cartera 20,000 MW en desarrollo. Claramente, no todos se van a hacer. Se van a hacer aquellos que sean los mejores proyectos, los más eficientes, los más baratos. Pero creo que hay una dinámica muy interesante de desarrollo de proyectos, que, con el apoyo de la demanda minera y la demanda industrial, está transitando hacia las energías verdes. Hay una confluencia de intereses de la demanda y de la oferta por desarrollar estos proyectos. Es ineludible.
¿Qué otras inversiones, más allá de la generación eléctrica, están incentivando desde Fenix?
En Fenix, actualmente, ofrecemos cinco categorías de soluciones para nuestros clientes a partir de tres aspectos: eficiencia energética, sostenibilidad ambiental y cumplimiento regulatorio. La primera [solución] es la auto generación eólica y solar, orientada a producir energía limpia para nuestros clientes —principalmente industriales— que les ayuda a reducir su huella de carbono. Son proyectos que van hasta un máximo de 20 MW.
La segunda es el almacenamiento de energía mediante baterías: almacenar energía con la finalidad de utilizarla en los periodos de máxima demanda para reducir la factura de energía. Utilizas la autogeneración con baterías en las horas pico, cuando la energía es más cara; y, eventualmente, cuando tienes un corte de energía, puedes utilizar tu propia autogeneración, es decir, te sirve de backup o de respaldo.
La tercera es la eficiencia energética a través de auditorías energéticas donde identificamos oportunidades para que los clientes puedan reducir su consumo o hacerlo más eficiente y de esa manera ahorrar costos. La cuarta es el monitoreo y control del consumo en tiempo real, que permite a los clientes diseñar estrategias para medir la relación entre el producto y el consumo de energía que realizan.
Finalmente, ofrecemos proyectos de ingeniería a clientes que necesitan incrementar su potencia contratada y, para eso, eventualmente, pueden requerir construir subestaciones eléctricas. Ahí los ayudamos con todo ese trabajo de ingeniería. O también proyectos de cumplimiento regulatorio, como, por ejemplo, a los clientes libres que se les exige contar con sistemas de rechazo de carga: apoyamos con la instalación de ese tipo de equipamiento. Empezamos en el 2022, cuando logramos adjudicar 17 soluciones energéticas a clientes. Y este año lo estamos enfocando también en apoyar al sector minero con algunas soluciones.
En los próximos meses, vamos a inaugurar dos proyectos importantes: una planta solar fotovoltaica para un cliente textil, y una electrolinera para un cliente del sector inmobiliario para la carga de vehículos eléctricos. Son ese tipo de soluciones en las que estamos orientando hoy a nuestros clientes sobre la base de una propuesta integral: les damos suministro eléctrico y, además, una solución hecha a la medida de sus necesidades.
¿Y qué elementos confluyeron para contar con estos nuevos servicios?
El mercado eléctrico ha venido cambiando en los últimos años. Los clientes hoy están cada vez más informados y tienen necesidades que van más allá del puro suministro. El año pasado hicimos una transformación estructural, pero hemos venido estudiando cómo hacerla desde hace un tiempo. Fenix está en un momento importante porque está apuntando a su crecimiento y a su diversificación, y este es un planteamiento que viene desde los accionistas.
El principal accionista de Fenix es Colbún, una empresa líder en el mercado eléctrico chileno, con más de 30 años, y que, además, está construyendo el parque eólico más grande de Sudamérica, en la región de Antofagasta. Entonces, la apuesta del accionista mayoritario de Fenix es crecer y desarrollarse en base a energías renovables y a una oferta de valor, en la cual se conjugan el suministro eléctrico con soluciones de valor agregado hechas para las necesidades de cada cliente. Buscamos expandir nuestra cartera y seguir diversificándonos; entrar con fuerza al mundo minero, y en eso estamos embarcados este año.
Fuente: DESDE ADENTRO