En lo que va del año la pérdida de poder adquisitivo o de compra ha sido de 5.5% en el caso de Lima Metropolitana y de 5.6% a nivel nacional hasta julio, lo cual es más acentuado si se trata de personas de menores ingresos que destinan más dinero a alimentos, señaló Juan Carlos Odar, economista y director de Phase Consultores.
La inflación -medida por la variación del índice de precios- en Lima Metropolitana reporta un nuevo pico en julio, al registrar la cifra de 8.74% de los últimos 12 meses, el mayor nivel desde junio de 1997 (hace 25 años), cuando la inflación llegó a 9.48%. Sin embargo, a nivel nacional se reportó 9.28% en los últimos doce meses, menor al valor de 9.32% que se tuvo en junio pasado, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Según el Banco Central de Reserva (BCR), la inflación tendría un descenso a partir del mes de julio y se ubicaría, como dato anual, en 6.4% al cierre del 2022, y regresaría a su meta (entre 1% y 3%) entre el tercer trimestre del 2023 (se proyecta cerrar el año en 2.5%). La proyección anual, dijo el gerente central de Estudios Económicos del BCR, Adrián Armas, tiene un sesgo al alza.
“La pérdida de poder de compra hasta julio indica que, para el caso de Lima Metropolitana, solo se puede adquirir el 94.5% de la canasta que se podía comprar en diciembre del 2021 (el IPC es un indicador que mide la variación de los precios de una cesta de bienes y servicios)′′, dijo Odar a Gestion.pe.
Señaló que la inflación, y por lo tanto la reducción en el poder adquisitivo, es mucho más relevante en aquellas personas de menores ingresos pues estas tienen un consumo mayor en alimentos.
Al respecto, el BCR señaló en su último Reporte de Inflación que una primera vulnerabilidad de los hogares peruanos es que las familias de menor gasto son más sensibles a cambios en el precio de los alimentos. En el 2021, mientras los hogares del quintil superior (ver imagen) de gasto per cápita (es decir, los de mayor gasto) destinaban S/ 31 de cada S/ 100 de su gasto a alimentos, los de los dos quintiles inferiores asignaban más de S/ 50 de cada S/ 100.
“Hoy la capacidad de compra de alimentos ha caído en 13.5% si se observa a doce meses, y si compara con diciembre del 2021 (el acumulado en lo que va del año) esta caída es cercana a 10%. Por ejemplo, de cada kilo de alimento X que se consumía en diciembre, hoy se puede consumir 900 gramos con la misma cantidad de dinero”, dijo Odar.
De darse el 6.4% que proyecta el BCR, se tendría una pérdida de poder de compra de 6%. Es decir, solo se podría adquirir el 94% de la cesta de bienes que se adquiría en el último mes del 2021.
Cabe indicar que el BBVA Research, Scotiabank y BCP proyectan una inflación de 6.8%, 6.4% (con sesgo al alza) y 6.5% (con sesgo al alza), respectivamente. Del mismo modo, según el último informe FocusEconomics, Consensus Forecast LatinFocus de julio del 2022, la inflación sería de 7% al cierre del 2022.
“Hasta la fecha ya se va perdiendo alrededor del 5.5% en poder de compra, y hacia fines de año, en base al estimado del BCR, la pérdida sería de 6%. El margen es corto, lo que indica que la proyección del banco es optimista. Bajo la proyección que tenemos nosotros (de 7.2% para la inflación anual del 2022) la pérdida de poder de compra sería de 6.7% o solo se cubriría poco más del 93% de la canasta”, indicó.
Agregó que es posible que la pérdida proyectada en el poder de compra no sea contrarrestada, pues no se avizora una mejora en los salarios al menos desde el sector privado. Según analistas, las condiciones para generar empleo de calidad en el país son deficientes por, entre otras razones, un deteriorado “clima” para la inversión, que caería en 1.5% en el 2022 y crecería apenas 0.1% en el 2023, según el BBVA Research.
“Lo que tendría que verse es un aumento en las remuneraciones por el lado del sector privado, pero eso será difícil en la medida que el crecimiento sea bajo”, indicó. El BBVA Research proyecta crecimiento de 2.3%.
Bienes más rezagados por la inflación
Según Jorge Ojeda, docente de la Facultad de Negocios EPE de la UPC, uno de los sectores que sufrirían por el aumento de precios es turismo, debido a que no es una necesidad básica. Del mismo modo, la decisión de compra de viviendas o bienes más vinculados al lujo como automóviles podría ser aplazada.
“Las peruanos no van a cambiar sus ingresos, al menos en el corto plazo por como vienen las perspectivas de la economía. En ese sentido, bajo el actual contexto, la prioridad siempre va por el lado de alimentos, aunque se esperaría que modalidades como restaurantes y delivery se vean afectados. El gasto en estudios y salud también es prioridad, aunque se buscará diversificar dentro de estos gastos”, consideró.
Odar mencionó que los bienes y servicios vinculados a recreación o esparcimiento, y bienes no indispensables como carnes finas o licores de mayor precio tendrían un menor consumo.
“La libre disposición de los fondos de pensiones y CTS va a ayudar a la dinámica del consumo, pero no sería sostenible, por lo que estos rubros tendrían un menor consumo, sobre todo el próximo año. En el primer trimestre hemos visto que restaurantes y alojamientos (con 49.4% de crecimiento) ha tenido un buen desempeño, pero pasa más por la base comparativa baja. Lo que es probable es que la recuperación de estas actividades sea cada vez más lenta, en la medida que se alinee con el efecto precios”, anotó.
Fuente: GESTIÓN.