El titular del Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles (Senace) finaliza en abril tres años de gestión en esta entidad. Hoy, afirma, la institución es “un modelo de certificación ambiental que asegura calidad, imparcialidad y transparencia”.
En el Perú, cuando se discute el tema ambiental, afloran prejuicios como aquel que afirma que la certificación ambiental encarece la inversión.
–En absoluto. Más bien, lo que la certificación ambiental logra, en el mediano y largo plazos, es reducir diversos costos que los titulares de los proyectos de inversión tendrían que incorporar más adelante si previamente no hacen bien sus estudios de impacto ambiental.
–¿Cuál es la relación costo-beneficio entre un estudio de impacto bien realizado y la remediación ambiental?
–No hay una investigación que lo precise. Pero, para que tenga una idea, el Banco Mundial, a inicios de los años 2000, estableció que entre prevenir los impactos ambientales e invertir en la reparación hay una relación de 1 a 10.
–En consecuencia, la certificación no frena la inversión.
–Claramente, la certificación ambiental no es un freno para la inversión en el Perú. Y creo que ese mito ya debería dejarse de lado. Recuerde que el Perú comenzó con los procesos de gestión ambiental en 1990; ese año se entendía que, para un país quebrado y con el nivel de violencia interna del momento, era difícil atraer inversión extranjera. Ahí es donde se identifica el tema ambiental como un posible obstáculo. Pero lo cierto es que el país ha tenido un proceso de evolución bastante positiva y se ha demostrado que brindar procesos de certificación adecuados, correctos, de calidad, no implica cerrar las posibilidades de ejecutar proyectos e inversión.
–Usted está completando una etapa de tres años al mando del Senace. ¿Cuáles son sus logros más importantes?
–En primer lugar, el haber consolidado el modelo de certificación ambiental a partir de un trabajo en equipo. El principal capital de la entidad es el recurso humano y se ha generado una cultura muy importante de búsqueda de innovación y mejora continua en la entidad, en todos los procesos. Todas las áreas han aportado mucho, no solo al brindar el servicio de evaluación, sino también las áreas que dan soporte y apoyo. Tenemos la responsabilidad de la gestión de los registros de consultoras ambientales y de certificaciones ambientales, la de mantener vigente nuestra Ventanilla Única de Certificación Ambiental que se ampara en una plataforma de tecnológica muy potente. Entonces, todo el tema de tecnología es un aspecto fundamental.
–De esos tres años, en dos todos tuvimos que lidiar con el covid-19…
–De hecho, gracias al avance tecnológico en Senace, no tuvimos ningún inconveniente para seguir trabajando durante la pandemia y todavía seguimos haciéndolo de manera remota, en la medida en que las normas nos exigen cumplir con una serie de protocolos sanitarios. Y, bueno, hay otras áreas que han ido haciendo aportes muy importantes respecto al tema jurídico, atención al ciudadano, planificación, presupuesto, etcétera.
–Toda gestión tiene también desafíos. ¿Cuáles son los del Senace?
–Los retos vendrán, más bien, por el lado de seguir asumiendo funciones de certificación ambiental en otros sectores, además de los siete que tenemos en la actualidad: minería, hidrocarburos, electricidad, transporte, agricultura, residuos sólidos y vivienda. Conforme a las normas, debemos incorporar, por ejemplo, los sectores de saneamiento, pesca, industria y otros.
–¿Cuál es el prioritario?
–Tenemos ahora tres con comisiones de transferencia vigentes: industria, pesca y saneamiento. Y esperamos en los próximos años, concluyendo con estos procesos de transferencia, ir hacia otros subsectores, como Defensa, Comunicaciones. Entonces, allí hay un enorme reto. He mencionado que el principal capital del Senace es el recurso humano y, por lo tanto, hay un trabajo muy fuerte de gestión y retención del talento. Y respecto al proceso de tránsito a Servir –nosotros respetamos la meritocracia–, creemos que todos los profesionales deben tener la oportunidad de participar en concursos públicos para acceder de manera permanente a plazas ya dentro de la entidad.
–¿Qué resultados puede mostrar el Senace en términos de inversiones sostenibles?
–Gestionamos una propuesta de valor que prioriza un modelo de evaluación que genera confianza de manera objetiva y transparente. Y tenemos también indicadores respecto a 24,000 millones de dólares de inversiones aprobadas por Senace a partir de 60 estudios de impacto ambiental (EIA) o modificaciones de EIA, desde que entró en funciones en el 2015. Otro indicador es el de ‘cero conflictos sociales’ en los proyectos certificados por la entidad, de acuerdo con la lista de conflictos de la Defensoría del Pueblo. Ello es un logro a partir de mecanismos y planes de participación ciudadana potentes, previos a la certificación.
–¿Cómo analiza el proceso de inversión en el país de julio del 2021 a la fecha? Se temía un frenazo.
–En realidad, las inversiones vienen con una serie de procesos de mucho antes de julio del año pasado. Y, a la fecha, varios de estos proyectos continúan en marcha. No puedo hablar de lo que viene a futuro, porque hay una serie de condiciones adicionales que son evaluadas por los titulares de estos proyectos, pero, sinceramente, no hemos visto ningún impacto en cuanto a la continuidad de esas inversiones.
Confianza y credibilidad
El modelo de certificación ambiental para las inversiones sostenibles implica, para el Senace, generar confianza y recuperar la credibilidad de la población en torno a los proyectos que están a nuestro cargo. Y para ello debemos mostrar algunos elementos clave: tenemos que mostrar calidad técnica en la evaluación que hacemos, objetividad, imparcialidad y mucha transparencia. Entonces, nos aseguramos de que, a lo largo de todas las etapas del proceso de evaluación, la población conozca cómo van avanzando –tanto el titular del proyecto como la consultora– en el desarrollo de la información que luego será parte de la evaluación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA). El modelo del Senace no solo evalúa a partir de que el titular del proyecto presenta su EIA; nosotros participamos desde mucho antes que se elabore el documento en tres grandes fases del macroproceso: antes de la elaboración del estudio, durante la elaboración y la evaluación del estudio propiamente.
Fuente: EL PERUANO.