La educación es un derecho fundamental que debería ser garantizado para todos los niños y niñas, sin importar su origen o ubicación geográfica. Sin embargo, en el caso de la matrícula en la educación inicial y primaria en Perú, persisten desigualdades preocupantes. Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y el Ministerio de Educación (Minedu), el acceso a la educación básica en el país continúa siendo un desafío, especialmente en las regiones más alejadas y vulnerables.
A pesar de los avances realizados en los últimos años, la matrícula en la educación inicial y primaria en Perú sigue siendo preocupante. Según cifras del INEI, se estima que alrededor del 15% de los niños en edad escolar no están matriculados en ningún establecimiento educativo. Este fenómeno es más evidente en las regiones rurales y de bajos recursos, donde las dificultades para acceder a la educación son más pronunciadas.
“Además, se ha observado que la inversión pública en educación inicial en Perú se mantiene relativamente baja en comparación con otros países de la región. Esta limitación financiera ha obstaculizado los esfuerzos para mejorar la infraestructura, el equipamiento y la formación de docentes en este nivel educativo crucial. Es fundamental aumentar la inversión en educación inicial para garantizar una educación de calidad y equitativa para todos los niños peruanos”, sostuvo Rosario Sotelo, especialista en nivel inicial de Innova Teaching School.
Uno de los principales problemas que afecta la matrícula escolar es la falta de infraestructura adecuada. Muchas escuelas en las zonas rurales carecen de instalaciones básicas como aulas, mobiliario y servicios sanitarios. Esto desalienta a los padres de familia a enviar a sus hijos a la escuela, ya que no encuentran un entorno propicio para el aprendizaje. Además, la lejanía de las instituciones educativas dificulta el acceso, especialmente para aquellos que viven en comunidades apartadas.
Otro factor que contribuye a las desigualdades en la matrícula escolar es la falta de docentes capacitados. Según el Minedu, existe una brecha considerable en la formación de profesores entre las áreas urbanas y rurales. Las regiones más pobres del país suelen tener menos docentes calificados, lo que impacta negativamente en la calidad de la educación y disminuye el interés de los padres por enviar a sus hijos a la escuela.
Las desigualdades regionales también se reflejan en la disponibilidad de recursos educativos. Las escuelas ubicadas en áreas rurales suelen carecer de materiales didácticos, libros de texto y acceso a tecnologías de la información y comunicación. Esto limita las oportunidades de aprendizaje y dificulta la adquisición de habilidades necesarias para el siglo XXI.
Además de estos problemas, existen barreras socioeconómicas que influyen en la matrícula escolar. En muchas familias de escasos recursos, los niños deben trabajar para contribuir al sustento familiar, lo que los aleja de las aulas. Asimismo, las diferencias culturales y lingüísticas presentes en algunas regiones también obstaculizan el acceso a la educación, ya que no se brinda una atención adecuada a las particularidades de cada grupo.