El cambio climático provocará inundaciones, pero también sequías más frecuentes para el año 2040, impactando negativamente sobre el suministro de agua para los sitios mineros y paralizando operaciones. Eso pondría en riesgo hasta el 50% de la producción de cobre, oro, hierro y zinc.
Ese es un escenario de estrés hídrico que se intensificará a niveles extremadamente alto y árido en siete puntos críticos del mundo, como Asia, Australia, el Medio oriente, el sur de África, el oeste de Estados Unidos, y también las costas de Chile y de Perú.
Así lo advirtió Vinio Flores, director del Centro de Gestión del Agua y Medio Ambiente de Gerens, en base a un estudio desarrollado por la consultora McKinsey & Company, en un evento que realizó el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
Frente a este escenario, el especialista destacó que, en las zonas mineras a nivel mundial, las empresas mineras están apostando por reducir la intensidad de agua en sus procesos, reciclar el agua usada y mitigar la pérdida de agua por evaporación, fugas y desperdicio.
Incluso, observó, será indispensable incrementar la inversión en infraestructura pensada para la gestión óptima del agua, como las represas y las plantas desalinizadoras, que, aunque son costosas, son siempre necesarias.
Escenario en Perú
Hoy el Perú vive una de las sequías más intensas y prolongadas de las últimas décadas, que se desató luego de tres años continuos del fenómeno La Niña, desde el tercer trimestre del 2022, y las previsiones del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) es que se prolongue, por lo menos, hasta febrero del 2024.
Sin embargo, según indicó a Gestión José De Piérola Canales, presidente de la Asociación Peruana de Ingeniería Hidráulica y Ambiental, las proyecciones a largo plazo son que en el sur del Perú se van a ir reduciendo los volúmenes de lluvias en los próximos 50 años.
En tal sentido, considerando que en el sur del país se concentra la mayor parte de la minería (y proyectos mineros), señaló que es importante que esa industria considere estos pronósticos a futuro, para adecuar su actividad a ese escenario con menor disponibilidad de agua.
Planes de las empresas
De Piérola mencionó al menos ocho grandes compañías mineras han adoptado, están implementando o planean soluciones distintas a las tradicionales, para asegurar el suministro de agua para sus operaciones, pero también para otras actividades en favor de sus áreas de influencia.
Refirió por ejemplo que las empresas operadoras de las minas Quellaveco, Southern y Las Bambas, están desarrollando estudios con escenarios de disponibilidad hídrica para los próximos años, para adaptarse a las consecuencias del cambio climático.
Por el momento, refirió que una de las alternativas que se desarrolla en forma creciente es la desalinización del agua de mar, sobre todo para aquellas operaciones más cercanas al mar, como el caso del proyecto Tía María.
Esa tecnología de desalinización, pese a su alto costo, anotó, la están replicando también los proyectos mineros Cerro Lindo (Ica), Bayóvar en Piura, Marcobre en Nazca, entre otros.
Otras opciones
Otra opción que también estudian las empresas, anotó, es el uso del agua residual de las poblaciones en zonas (en sus áreas de influencia) de entre 50 a 100 mil habitantes, vertimientos que se pueden canalizar a plantas de tratamiento para su reúso en la agricultura y las operaciones mineras.
Un caso emblemático de ello, refirió, es el uso del agua del río Chili para el aprovechamiento de operaciones de la empresa Cerro Verde.
Sin embargo, indicó que el problema es que la construcción de plantas de tratamiento no se puede financiar solo con las tarifas por el servicio de agua potable, pues éstas no permiten cubrir el financiamiento de obras, su operación ni mantenimiento.
“Si esas aguas se entregaran a operaciones mineras podrían tener un valor que la minería absorbería y eso permitiría trabajar esas plantas de operación de depuración para las poblaciones sin costo adicional o un pequeño costo adicional que permita que el sistema funcione más equilibradamente”, aseveró.
Obras por Impuestos
En tal caso, refirió que una alternativa podría ser incorporar a más plantas de tratamiento bajo el esquema de Obras por Impuestos, como ya lo hizo Southern Perú en la zona de Torata.
En general, observó que casi un 70% de aguas residuales que se genera en zonas urbanas en el Perú se vierte directamente en ríos o el mar, cuando puede generar valor agregado para el agro y las minas.
Hay tareas que también compete atender en general al Estado, consideró, para enfrentar el estrés hídrico, como desarrollar planes de afianzamiento hídrico, con medidas de corto, mediano y largo plazo, que incluyan reservorios de regulación, pero también la perforación de pozos en zonas de aguas subterráneas, y regular su uso como reservorios naturales.
Otro tema pendiente, anotó, es concluir con el proceso de regulación de las denominadas cabeceras de cuenca hidrográficas, en el ámbito del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), pero que, según refirió, hasta ahora no se aprueba.
La solución de Southern Peaks
Según informó el IIMP, la empresa Southern Peaks Mining, ésta apunta a recircular hasta el 95% del agua que utiliza en la mina Condestable (en Cañete), con una inversión de US$30.8 millones, en una planta de relave filtrado e instalaciones auxiliares.
El proyecto -indicó la empresa- dará mayor sostenibilidad a la operación minera en términos de eficiencia con el manejo de los recursos naturales, pues se estima que su implementación permitirá incrementar el nivel de recirculación de agua para procesos del 65% al 95%.
Fuente: GESTIÓN.