El grupo minero peruano Alpayana lanzó el Proyecto Qallariy, que busca aplicar el modelo de economía circular en las operaciones del rubro para reaprovechar, reducir y reutilizar los recursos utilizados en sus unidades mineras. A través de esta iniciativa, Alpayana busca promover una visión de “nada sobra, todo sirve”, generar conciencia y buenos hábitos en su comunidad, y tener un impacto positivo en el entorno mediante el uso óptimo y circular de estos recursos.
El Proyecto Qallariy consiste en el reaprovechamiento de los residuos orgánicos obtenidos de los comedores de las unidades mineras del Grupo Alpayana a fin de convertirlos en alimento para cerdos e impactar de manera positiva en sus comunidades aledañas, al crear oportunidades y espacio de negocio y crecimiento, en los que los comuneros puedan convertirse en pequeños empresarios.
“El Proyecto Qallariy es parte de una nueva forma de hacer minería que estamos implementado en Alpayana, una visión que apuesta por la sostenibilidad y el cuidado medioambiental, y en la cual involucramos a las comunidades en las acciones de desarrollo integral de las zonas aledañas a las unidades mineras”, explicó Fernando Arrieta, CEO de Alpayana.
Este proyecto del grupo Alpayana nació bajo el modelo de negocio sostenible que maneja la empresa socioambiental Sinba, que es su principal aliada para el desarrollo de esta iniciativa. Así, Qallariy genera dos oportunidades de negocio: la operación de la biofábrica, que abarca desde el recojo de los residuos hasta su transformación en alimento de calidad para cerdos, y la comercialización de carne de cerdos, la cual se realiza a través de la mejora de las capacidades de crianza de las mujeres de las comunidades.
Bajo el primer formato, luego de un proceso de convocatoria abierta en las comunidades aledañas a la operación, se seleccionó, en base a 12 criterios, a un emprendedor para que lidere el negocio de la biofábrica. A través de capacitaciones constantes, sobre planes de negocio, el procesamiento de los residuos y su transformación en alimento para cerdos, la biofábrica genera un negocio ambiental, social y económicamente autosostenible, que a su vez crea nuevas oportunidades y espacios de desarrollo para otros emprendimientos dentro del ciclo Qallariy.
Por otro lado, el segundo formato consiste en la capacitación a las criadoras, que se basa en que las y los porcicultores avancen de una crianza de subsistencia a un microemprendimiento donde los animales sean cuidados y nutridos con dedicación, midiendo el impacto ambiental, generando ingresos adicionales a la economía familiar, y brindando proteína animal de mejor calidad.
De esta forma, además, las familias enfocadas en la crianza de cerdos ingresan a un círculo de economía sostenible que les permitirá mejorar su calidad de vida a futuro.
Este formato permite fomentar la equidad de género, dándole la oportunidad de crecer como pequeñas empresarias autosuficientes a las mujeres de la zona enfocadas en la crianza de cerdos. Así, a la fecha, la mayoría de las criadoras capacitadas (95%) son mujeres.
“Acciones como el Proyecto Qallariy son las que permiten al sector minero avanzar hacia un modelo más sostenible. Por ello, hemos mantenido nuestra alianza con Alpayana para realizar un trabajo en conjunto que pueda sacar esta iniciativa adelante y nos ayude a alcanzar un nuevo modelo de sostenibilidad minera en el Perú, promoviendo acciones que tengan un impacto socioambiental real y tangible a través de la economía circular”, concluyó Andrea Reivera, cofundadora de Sinba.