Las principales economías del mundo comienzan a mostrar signos de una fuerte desaceleración. Los datos del Producto Bruto Interno (PBI) del primer trimestre del 2022 revelan que Estados Unidos sufre la primera contracción del PBI desde el inicio de la pandemia, mientras que la Eurozona apenas registra crecimiento, en medio de un panorama en que los altos precios ralentizan la marcha de las economías.
El PBI de Estados Unidos se contrajo a una tasa anualizada de -1.4% en el primer trimestre del año, tras crecer 6.4% en la última parte del 2021. Los economistas esperaban un crecimiento de 1.1%, según el sondeo de Bloomberg. La contracción se ha visto fomentada por factores, en parte, temporales. El buen dato del último trimestre del 2021 se debió a una acumulación masiva de inventarios. Dado que la mayor parte de ese almacenamiento ocurrió en ese periodo, las empresas redujeron drásticamente su inversión en inventario en el primer trimestre y esa contención arrastró significativamente al PBI.
Además, los estadounidenses continuaron gastando a un ritmo récord hasta febrero, lo que dejó las importaciones —que se restan del PBI— en niveles muy elevados.
Por su parte, el PBI desestacionalizado de la Eurozona se estanca en el 1T22 y crece solo 0.2% t/t, en línea con lo esperado, y golpeado por la inflación disparada por la guerra. De esta manera, la salida de la crisis del coronavirus discurre en Europa por una senda cada vez más estrecha por la alta inflación o por lo que es su principal causa ahora: la invasión de Ucrania por Rusia.
“Ese empuje de los precios estropea uno de los motores de la recuperación económica: la demanda interna”, apunta Luis Falen, head de Macroeconomía de Intéligo. De hecho, un artículo del Banco Central Europeo (BCE) divulgado en su web reconocía que había “infravalorado” los riesgos de unos precios al alza en los últimos meses. “El texto destaca que sus previsiones para el 1T22 han sido las que más se han desviado desde que comenzó a hacerlas en 1998 y apunta a las causas reiteradas: energía (y guerra), rebrotes imprevistos del coronavirus, alta demanda a la salida de la crisis y cuellos de botella en las cadenas de producción”, destaca Falen.
¿Qué implicancias tienen estos datos sobre la política monetaria? “En el caso de Estados Unidos, el retroceso del PBI es opuesto a la evaluación del estado de la economía presentada de manera consistente por la autoridad monetaria a lo largo de este año en su campaña de intervención verbal. Además, en este proceso de ajuste, una variable importante a seguir es el ingreso disponible de las familias. Si el análisis se hace sobre las variaciones anuales, se observa que el ingreso disponible se contrae -5.3% y el ahorro personal presenta una variación de -69.5%”, explica Falen.
Fuente: GESTIÓN.