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8 de septiembre de 2024
Economía

Perú pierde brillo en metales preciosos y cedería liderazgo de oro en Latam

En medio de la creciente demanda de materias primas para la transición energética, la producción de cobre viene al alza. En Perú, el volumen del metal rojo crece 16% de enero a setiembre de este año frente al mismo periodo de 2022, pero los metales preciosos brillan cada vez menos (la producción de oro sube solo 0.3% y la de plata cae 3.5%). En los próximos años, la ausencia de proyectos en esos commodities nos llevaría a perder el liderazgo como productor aurífero en América Latina, aunque la expectativa a mediano plazo mejora para la plata.

Carlos Gálvez, expresidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (Snmpe), señaló que los bajos niveles de producción de oro (2022: 96.9 millones de gramos finos) y plata (2022: 3 millones de kilogramos finos) frente a picos del 2005 (208 millones de gramos finos) y 2016 (4.3 millones de kilogramos finos), respectivamente, responden a varios de factores. Entre ellos, la demora y regulación para las exploraciones.

Asimismo, los obstáculos (conflictos sociales y otros) para nuevos proyectos que compensen el cierre y/o la suspensión de algunas minas por menores leyes (Pierina y Uchucchacua, de forma temporal) también han jugado en contra de la producción de dichos metales preciosos.

“Yanacocha tenía programado comenzar el 2005 la explotación de Cerro Quilish de oro, pero hubo una oposición cerrada; el 2011 estuvo como alternativa Conga y después de invertir US$ 1,500 millones se paralizó. Ahora producimos prácticamente la mitad del oro frente a nuestro mejor momento”, comentó a Gestión.

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Por su parte, Rómulo Mucho, director del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) y Guillermo Shinno, gerente general de Minera Apumayo y ex viceministro de Minas, coincidieron en que el envejecimiento natural de yacimientos como Yanacocha o Lagunas Norte han ocasionado el declive en la producción aurífera.

Asimismo, reconocieron que la “tramitología” para la exploración (que puede tomar entre cinco a 15 años) también ha retrasado el inicio de nuevos proyectos. Sin embargo, recordaron que la actividad geológica demanda un tiempo considerable al margen de los permisos y que a nivel global tampoco se han descubierto grandes minas de oro o plata recientemente.

Proyectos y producción de oro y plata

En oro, Gálvez lamentó que Newmont volviera a postergar su decisión de inversión en el proyecto Yanacocha Sulfuros. Así, San Gabriel, de Buenaventura, es la próxima iniciativa llamada a impulsar la producción aurífera. Sin embargo, su operación recién iniciará el segundo semestre del 2025.

En tanto, Shinno indicó que la extensión de la vida de Inmaculada (Ayacucho) podría apoyar la producción y, de igual manera, Mucho confió en que la luz verde a la ampliación de vida de Antamina (Áncash) también sume. En paralelo, el inicio de operación de Yumpag (Cerro de Pasco) contribuirá.

Y en la plata, Mucho destacó que Corani (Puno) —que produciría 10 millones de onzas al año— es “la esperanza”. Pese a ello, PwC recordó que dicha mina recién entraría en producción el 2027 o 2028. Por el momento, la anunciada reactivación de Uchucchacua (Lima) es la iniciativa más saltante en este mineral.

Así, los entrevistados coincidieron que los volúmenes de oro y plata entre el 2023 y 2025 solo se mantendrían en los niveles del 2022 o experimentarían variaciones mínimas a la baja o al alza. “Si hay un crecimiento, será marginal, de un dígito, pero bien bajo y eso ya es bastante, dado que no tenemos nuevos proyectos”, añadió Shinno.

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Posición global en oro y plata

En función de los volúmenes proyectados, Gálvez lamentó que Perú podría perder posiciones en la producción aurífera en América Latina y el mundo el 2024 o 2025. Según cifras del Consejo Mundial del Oro, nuestro país reportó en 2022 el mayor volumen de la región, pero México quedó muy cerca. A nivel global, Indonesia también nos pisó los talones.

“Si no abrimos nuevos proyectos o no le damos apoyo a la minería formal, esos países nos van a superar. Hemos ido retrocediendo. En México, también enfrentan situaciones con las comunidades, abrir operaciones no es tan fácil, pero quienes ya están afincados ahí van a seguir creciendo”, admitió.

Por su parte, Jorge Barrionuevo, asesor senior de Inversiones de Renta4 SAB y Pablo Saravia, socio líder de minería de PwC Perú, coincidieron que Perú ha perdido terreno en la producción de oro y podría seguir en ese camino en los próximos años. En Asia y África, Barrionuevo resaltó que empresas canadienses están invirtiendo en minas de oro.

Asimismo, Mucho destacó que la producción de oro y plata en México viene al alza por la operación de la mina Peñasquito, de Newmont.

En tanto, en plata, Perú ocupa la tercera posición en el mundo después de México y China (según Silver Institute), país que nos superó en el 2020. Sin embargo, la operación de Corani permitiría retomar la segunda posición en producción, puesto que el país asiático también enfrenta problemas de demanda interna que atenúan el apetito por la plata y además se está enfocando en otros metales.

Sobre potenciales retrocesos frente a los demás países productores de plata, Renta4 SAB indicó que el riesgo es menor, pues Perú mantiene una amplia ventaja frente a sus más cercanos competidores (Chile o Polonia).

Además, a nivel global, tiene la segunda mayor reserva de ese mineral (98,000 toneladas), según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).

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Momento clave para inversión en oro

En un 2023 marcado inicialmente por la inflación global y, en los últimos meses, por la desaceleración del crecimiento económico y recesión, el precio del oro ha fluctuado en niveles altos (entre US$ 1,832 y US$ 2,100 por onza). Al ser considerado un activo de refugio, el metal cobra más brillo en situaciones de incertidumbre, explicó Barrionuevo.

Así, aun cuando la producción de algunas empresas auríferas como Buenaventura no han registrado alzas importantes, destacó que la cotización de sus acciones ha sido favorecida por la subida de los precios. Para el próximo año, estimó que el oro rondaría entre US$ 2,100 y US$ 2,500 la onza, ante la situación económica global desafiante.

De igual manera, resaltó una reorientación de las inversiones en bonos del Tesoro de Estados Unidos —considerados entre los más confiables — hacia el oro. Por ello, consideró que es un buen momento para la inversión en proyectos auríferos. “No se está aprovechando el contexto, San Gabriel es el único que está en construcción”, recalcó.

En contraste, aclaró que el precio de la plata acumula una caída de 4.7% el 2023 a US$ 23.7 por onza por su mayor correlación con el contexto económico. Al tener varios usos industriales, mencionó que el deterioro del consumo y la demanda de las empresas afecta las cotizaciones de dicho metal.

Inestabilidad política resta a potencial geológico

Pablo Saravia, socio líder de minería de PwC Perú

Perú tiene un potencial geológico bárbaro por las reservas auríferas y de plata, pero en los últimos años ha habido un declive permanente en las inversiones en exploración y producción. Hay una falta de confianza en las políticas económicas, mucha inestabilidad política, conflictividad social y tramitología. Todo eso ahuyenta al inversionista a pesar de que el último estudio Fraser le da una buena posición al Perú (escala ocho posiciones al lugar 34 entre los territorios más atractivos para la inversión minera).

La potencialidad geológica es alta, pero la inestabilidad política resta. Si nosotros como un cuerpo colectivo con el Estado, comunidades y empresas mineras, trabajamos en conjunto, podemos revertir esto. Es vital la confianza, pero esta no se genera de la noche a la mañana, y tiene que haber coherencia entre lo que se promete y se hace.

Faltan más mensajes claros y contundentes del Estado para dinamizar esta actividad, pero a la vez vemos que hay una minería ilegal e informal que está fuera del radar de la fiscalización y las estadísticas, y afectan al medio ambiente. Esta minería ilegal no tiene ningún tipo de reparo ni cuidado, lo cual también afecta al potencial de la producción formal.

 

 

 

 

 

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