A finales del 2021, el precio del petróleo WTI parecía estabilizarse en US$ 70 por barril. Sin embargo, en lo que va del año, diversos factores han hecho que dicha cotización supere la barrera de los US$ 90, acercándose a los US$ 95, su mayor nivel en siete años. Entre los principales gatilladores detrás del alza está la situación geopolítica entre Rusia y Ucrania, la sólida demanda que empezó a repuntar desde el año pasado junto con la recuperación económica, la reapertura del comercio y el bajo nivel de los inventarios.
El principal factor detrás de la reciente escalada del precio del petróleo ha sido las tensiones militares entre Rusia (segundo mayor exportador mundial de petróleo) y Ucrania, encendiendo las alertas de una potencial crisis energética. Más del 50% del petróleo ruso se exporta a países europeos, varios de ellos aliados de Ucrania, lo que podría desencadenar tensiones en el mercado de crudo.
En cuanto a la oferta, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados liderados por Rusia (OPEP+), no cumplen con sus cuotas de producción a pesar de la fuerte demanda. En diciembre, la OPEP+ incrementó su producción solo en cerca de 70,000 barriles por día (bpd). La capacidad del cártel estaría disminuyendo debido a la falta de inversión, lo que podría atribuirse a la transición energética.
“Esto plantea cuánta es la capacidad productiva que está reteniendo realmente la OPEP+”, dice Luis Falen, head de Macroeconomía de Inteligo. Para marzo la OPEP+ espera incrementar su cuota en 400,000 bpd y lo deberían seguir haciendo gradualmente. “Si en los próximos meses no se cumplen estas cuotas, se espera que los precios continúen al alza”, enfatiza el economista.
Según el Departamento de Información de Energía de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés), la producción de la OPEP y Rusia se encuentra muy por debajo del nivel pre-pandemia. Para el EIA, el cártel incrementaría su producción en 2.7% a fines de 2022, mientras que Rusia incrementaría su producción en 5.0% a fines de año.
El nivel de producción de Estados Unidos alcanza a 11.5 millones de barriles por día (bpd), todavía muy por debajo del máximo alcanzado a principios de 2020 (13.1 millones de bpd) durante los primeros meses de iniciada la pandemia. El EIA estima que la producción de Estados Unidos crezca poco más de 5.0% hasta fines de 2022, mientras que la producción total se incrementaría en 3.1%.
Por el lado del consumo, la reapertura del comercio y el incremento de viajes aumentará la demanda en 4.1%, según el EIA. “Si bien la demanda se ha recuperado en gran medida al nivel previo a la pandemia, el balance del mercado está y estará desabastecido durante este año”, resalta Falen.
Además, adelanta que las presiones al alza se mantendrán y que el precio no retrocederá significativamente, ya que es un mercado que tiene una tendencia alcista en el corto plazo.
“Esta tendencia se revertiría solo si es que la OPEP decide acelerar el bombeo de petróleo, lo que parece muy poco probable y, en la medida que avance la reactivación de la demanda, los preciospodrían seguir aumentando. De esta manera, la subida en la cotización del petróleo continuará alimentando las presiones inflacionarias, en un contexto de retiro de estímulos por parte de los bancos centrales, generando volatilidad en los mercados financieros”, refuerza el economista.
Fuente: GESTIÓN.