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12 de diciembre de 2024
Economía

Riesgos globales para el 2023: los conflictos alcanzan su punto más álgido

Durante los últimos 17 años, el Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial ha advertido sobre la existencia de riesgos mundiales estrechamente relacionados. Los conflictos y las tensiones geoeconómicas han desencadenado una serie de riesgos a nivel mundial estrechamente interconectados, de acuerdo con el Informe de Riesgos Globales 2023 del Foro Económico Mundial. Entre ellos figura la escasez en el suministro energético y de alimentos, que probablemente persista durante los próximos dos años, así como los elevados aumentos del costo de la vida y del servicio de la deuda. Al mismo tiempo, estas crisis podrían socavar los esfuerzos para hacer frente a los riesgos a más largo plazo, especialmente aquellos relacionados con el cambio climático, la biodiversidad y la inversión en capital humano.

Estas son las conclusiones del Informe de Riesgos Globales 2023, publicado el día de hoy, el cual sostiene que el plazo para actuar frente a las amenazas más críticas a largo plazo se está agotando rápidamente y que es necesaria una acción concertada y colectiva antes de que los riesgos alcancen un punto de inflexión.

El informe, elaborado en colaboración con Marsh McLennan y Zurich Insurance Group, se basa en las opiniones de más de 1,200 expertos en riesgos mundiales, encargados de formular políticas y líderes de la industria. A lo largo de tres periodos, esboza un panorama de los riesgos mundiales que resulta nuevo y a la vez inquietantemente familiar, ya que el mundo se enfrenta a muchos riesgos preexistentes que anteriormente parecían estar retrocediendo.

En la actualidad, la pandemia mundial y la guerra en Europa han vuelto a poner en primer plano las crisis energética, inflacionaria, alimentaria y de seguridad. Estas generan riesgos conexos que predominarán durante los próximos dos años: el riesgo de recesión; el creciente sobreendeudamiento; una crisis continua del costo de vida; las sociedades polarizadas como consecuencia de la desinformación; la interrupción de las medidas oportunas para combatir el cambio climático; así como una guerra geoeconómica de ganadores y perdedores.

A menos que el mundo empiece a cooperar más eficientemente en torno a la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo, en los próximos 10 años se producirá un calentamiento global constante y un colapso ecológico. La incapacidad para mitigar el cambio climático y de adaptarse al mismo, los desastres naturales, la pérdida de biodiversidad y la degradación ambiental representan cinco de los 10 principales riesgos; la pérdida de biodiversidad se considera uno de los riesgos mundiales que se agravarán más rápidamente en la próxima década. Al mismo tiempo, el liderazgo basado en las crisis y las rivalidades geopolíticas podrían generar aflicción social a un nivel sin precedentes, a medida que desaparecen las inversiones en salud, educación y desarrollo económico, deteriorando aún más la cohesión social. Por último, las crecientes rivalidades no sólo entrañan el riesgo de un mayor armamentismo geoeconómico, sino también de una remilitarización, especialmente a través de nuevas tecnologías y actores corruptos.

En los próximos años, los gobiernos se verán obligados a hacer concesiones en torno a inquietudes incompatibles en materia de sociedad, medio ambiente y seguridad. Los riesgos geoeconómicos a corto plazo ya están poniendo a prueba los compromisos de cero emisiones netas y ponen de manifiesto la brecha que existe entre lo que es científicamente necesario y lo que es políticamente aceptable. Es necesario acelerar drásticamente la acción colectiva frente a la crisis climática para limitar las consecuencias de un mundo expuesto al calentamiento. Mientras tanto, es posible que las consideraciones en torno a la seguridad y el incremento del gasto militar den lugar a un margen de maniobra en materia fiscal más estrecho para amortiguar las repercusiones de una prolongada crisis del costo de vida. De no producirse un cambio de trayectoria, los países vulnerables podrían llegar a un estado de crisis perpetuo en el que se verían imposibilitados para invertir en crecimiento futuro, desarrollo humano y tecnologías ecológicas.

El informe insta a los líderes para que tomen medidas de forma colectiva y decidida, equilibrando las perspectivas a corto y largo plazo. Además de las medidas urgentes y coordinadas para combatir el cambio climático, el informe recomienda hacer esfuerzos conjuntos entre países, así como la cooperación público-privada para fortalecer la estabilidad financiera, la gobernanza tecnológica, el desarrollo económico y la inversión en investigación, ciencia, educación y salud.

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