Los estrictos confinamientos impuestos en China como parte de la política “cero Covid” han pasado una grave factura a su economía en el segundo trimestre. El PBI creció solamente un 0.4% interanual durante el segundo trimestre (2T22) —su nivel más bajo en dos años y medio—, desacelerándose desde el 4.8% del 1T21 y el 8.1% en todo el 2021, como consecuencia de los cierres decretados en diversos puntos del país y, especialmente, en Shanghái, el corazón financiero y donde se ubica el mayor puerto de mercancías del mundo.
“Las expectativas de debilitamiento de la economía china en la primera parte del año no solo se materializaron, sino que fueron superadas de manera negativa”, resalta Luis Falen, head de Macroeconomía de Intéligo SAB.
Al 15 de julio, las cifras disponibles mostraban el peor resultado de China desde que comenzó a publicarlas en 1992, a excepción de la caída de -6.7% que experimentó en el 1T20, que coincide con el estallido de la pandemia en Wuhan. Pese a estas presiones a la baja, el portavoz de la Oficina Nacional de Estadísticas, Fu Linghui, afirmó que el 2T22 muestra un crecimiento positivo.
Fu consideró que la economía china registró “una recuperación estable” una vez que el país adoptó “fuertes medidas para contrarrestar el impacto de factores imprevistos”. Esta apreciación hace referencia a la mejoría de ciertos índices en junio, cuando empezaron a relajarse algunos de los protocolos contra el coronavirus. La producción industrial aumentó un 3.9% interanual (frente al 0.7% de mayo) y las ventas minoristas repuntaron un 3.1%, tras caer un 6.7% el mes anterior y hasta un 11.1% en abril.
En este contexto, el crecimiento se desacelera y la inflación se mantiene contenida. Por ello, el Gobierno implementa estímulos fiscales y monetarios. Desde el terreno fiscal, en mayo se anunciaron fuertes estímulos que incluyen deducciones fiscales, exención temporal del pago de seguridad social, asistencia financiera, apoyo a las cadenas de suministros y nuevos proyectos de infraestructura.
Por su parte, el Banco Central anunció recientemente que intensificará la aplicación de una política monetaria prudente y mantendrá una liquidez razonablemente amplia, en un intento por apoyar la desaceleración de la economía. Así, mejorará el régimen de tasas de interés orientado al mercado, promoverá la reducción de los costos de financiamiento para las empresas y apoyará a los bancos para que repongan el capital. El banco central también reafirmó su postura de flexibilizar el tipo de cambio del yuan y mantenerlo básicamente estable.
“Si bien los hacedores de política están tomando medidas, el objetivo de crecimiento de 5.5% fijado por el Gobierno será difícil de alcanzar, tomando en cuenta la coyuntura volátil e incierta. Eso requeriría una enorme aceleración en el segundo semestre de este año (alrededor de 8.0%), lo que es poco probable”, considera Falen.
“Incluso esperando una recuperación en forma de V en el 3T22 y un retorno a las tasas de crecimiento de largo plazo, está bajo riesgo el objetivo oficial. A esto se le suma la reciente aparición de la altamente contagiosa subvariante BA.5 de ómicron en algunas ciudades y la consecuente imposición de cierres para controlar su propagación, lo que aumenta la incertidumbre entre los propietarios de negocios y consumidores”, agrega el economista.
Este desempeño de la economía de China aumenta la presión sobre el Partido Comunista, que está a puertas de celebrar su 20° Congreso, en el que se prevé que el presidente Xi Jinping sea reelegido para un tercer mandado sin precedentes. “Se esperan nuevos anuncios de estímulos; sin embargo, el margen de maniobra podría ser limitado. El entorno macro y financiero que enfrentará China en lo que resta del 2022 será desafiante”, sostiene Falen.
Fuente: GESTIÓN.